jueves, 5 de enero de 2017

2017: ¿Es posible una Venezuela 3.0?



Mientras muchos escriben aún sus deseos por materializar en este nuevo año, pienso y anhelo una nueva Venezuela resurgiendo desde el caos. Numerológicamente 2017, suma en su interior una cifra hermosa 10; el principio (1) y el fin (0) y, si hacemos abstracción a un solo dígito este será la unidad (1) el momento de resurgir del marasmo en el que se encuentra nuestro país.

Idear una Venezuela 3.0, significa concebirla como un nuevo proyecto de país, que ha pasado por dos etapas previas, si lo queremos resumir de manera sencilla y rápida. La Venezuela 1.0, etapa de 40 años de verdadera democracia pese a sus errores conceptuales y materiales; que dio paso sin querer y conocer la hecatombe que se vive en la Venezuela 2.0, y que no es más que un Estado de pseudo democracia, convertido en un aparataje socialista –quizás más bien comunista- que pocos entienden de servicio al pueblo pero si del reparto de la riqueza (o lo que queda de ella) en pocas manos.

La Venezuela 3.0, no es más que un proyecto de país, realizable y sustentable donde se le dé verdadera importancia al orden social y económico por encima del político. Un verdadero país de inclusión donde sus gerentes estén condicionados a la prestación de servicios productivos, de crecimiento y desarrollo. Donde por ética y moral se eliminen para siempre los “ellos” y “nosotros”.

Bien, pero los deseos no se materializan sin acción. Es necesario desde cada instancia, cada lugar, cada pensamiento y cada sentir poner a trabajar el recurso más valioso que tenemos para sacar adelante un nuevo proyecto de país o una Venezuela 3.0; sin el curso del talento humano, ingrediente fundamental de operatividad productiva no se logrará nada y corremos el riesgo que siga floreciendo la semilla del ente gubernamental parasitario y el conformismo de una clase social improductiva.

La Venezuela 2.0 de la era socialista tiene una enorme deuda social inmanejable, inauditable y en consecuencia impagable con un pueblo que muere a mengua por la escasez de alimentos, medicinas entre otros. Cierra un ciclo en 2016 con la inflación más alta de Latinoamérica por encima del 700 % que luego se encargarán de maquillar o nunca aparecerá en el Banco Central de Venezuela la cifra real.

Tenemos básicamente dos recursos valiosos para emprender un trabajo tesonero que nos lleve a lo “posible”, por un lado somos el país número uno con las reservas de petróleo más grandes del mundo; 298 mil millones de barriles y por el otro, contamos a pesar de la diáspora intelectual con el talento humano formado en las mejores universidades de Venezuela.

En la migración hacia la Venezuela 3.0, atravesamos tiempos de cambio. Sin embargo, a diferencia de otras épocas, donde el cambio daba lugar a un período de estabilidad, actualmente es el cambio en sí mismo quien aparece como el único elemento permanente. Pues bien, dentro de las competencias del talento humano venezolano, tanto en el sector público como en el privado, ya no basta que éste pueda anticiparse y adaptarse al cambio, sino que tiene que ser capaz de "vivir en el cambio", lo cual marca una diferencia apreciable.

Esta competencia, imprescindible en la actualidad, implica la necesidad de contar con otras aptitudes que le permitan desenvolverse con éxito, como la capacidad de innovación y la creatividad, las cuales marcan una diferencia, ya que el talento humano debe necesariamente pensar más allá de los paradigmas instalados por los éxitos del pasado.
En consecuencia, la velocidad de los cambios exige contar con una mayor capacidad para aprender y adaptarse rápidamente a las novedades, concebir los negocios de una manera diferente y abandonar la denominada "zona de confort de la Venezuela 2.0", la cual implica abandonar la tendencia a repetir aquellas estrategias que no dieron resultados en otros tiempos.
Otra competencia fundamental que aparece en este contexto se relaciona con el cambio de estilo en el liderazgo y la gestión de personas, donde el talento humano debe transformarse en un verdadero coach de su equipo de trabajo. Para completar este set de competencias aparece otra, fundamental para los ejecutivos de la Venezuela 3.0, que es la capacidad de autorreflexión y autodiagnóstico, la cual le permita tener una mirada profunda de sí mismos, identificar sus fortalezas y sus áreas de desarrollo, conocer sus capacidades y limitaciones en los roles que le tocan.
Solo se trata de reordenar y reorientar la casa, no de salir de tajo del modelo rentista petrolero ni de eliminar las obras sociales; lo lógico en este país rico en recursos humanos y minerales, es que se instrumente unas medidas sociales y económicas serias acordes a un nuevo proceso productivo, el crear nueva riqueza.

Todo ello pasa por asentar el nuevo modelo, en una triada basada en el Trabajo- Constancia-Honestidad, desmontando el viejo esquema de la Venezuela 2.0 sustentado por el conformismo-parasitismo-corrupción. Si queremos repensar y reconstruir este país hermoso, ya es hora de dejar la flojera, dar el 100% de nuestras capacidades y poner a funcionar la mente. Al nuevo Estado solo le competirán funciones básicas como la seguridad, salud y educación, todas las demás competencias productivas deben descansar en manos de la gente preparada y de la iniciativa corporativa.

La situación actual no solo desconcierta, sino que desespera a la ciudadanía porque ha implicado la destrucción de su sistema de vida, de su seguridad, incluyendo la vulnerabilidad a derechos humanos básicos como lo son el derecho a la vida, la alimentación y la salud. Debemos por consiguiente impulsar los mecanismos para rescatar valores y derechos fundamentales del venezolano, nacimos para ser “felices” no perfectos.

Estatización y controles han provocado mayores males al venezolano, circunstancias que deben ser erradicadas con trabajo productivo para que haga caer el velo de la no rectificación del Estado en conducir al país a puerto seguro, que genere confianza en instituciones autónomas para que legislen y regulen en materia de real confianza y seguridad y, que finalmente enrumben hacia un crecimiento y desarrollo sustentable, superando la caída de más del 10% del PIB que ha traído como consecuencia la actual y abrumadora escasez de productos y servicios.

Todo es posible, incluso una Venezuela 3.0, incluyente, productiva y justa en el reparto de su riqueza. Y la conseguiremos erradicando no a un mal gobierno como este, sino al gobierno del mal. Saldremos del caos porque a pesar de las desilusiones y de las muchas heridas recibidas, los VENEZOLANOS seguimos luchando de corazón.

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